Acuicultura y huella de carbono

La creciente concienciación ciudadana sobre cambio climático e impactos ambientales ha despertado un interés acerca de la huella de carbono de varias industrias, entre ellas, la acuicultura.

Zeinab Abediostad

Especialista en Acuicultura

22/06/2023

Huella carbono acuicultura

Este artículo explora el concepto de huella de carbono aplicado a la acuicultura, destacando su relevancia para comprender y mitigar los impactos ambientales derivados del sector.

¿Qué es la huella de carbono y cómo se calcula?

La huella de carbono, indicador clave del cambio climático y sus impactos medioambientales, calcula las emisiones totales de gases de efecto invernadero (GEI) causadas por actividades humanas. Es esencial medir con precisión la huella de cada operación para obtener información detallada sobre los impactos ecológicos de distintos procesos, especialmente aquellos de origen industrial y empresarial. Por ello, es fundamental garantizar una evaluación exacta, dada la considerable contribución de las emisiones de GEI al cambio climático y sus profundas repercusiones en el medio ambiente y el bienestar humano.

Las emisiones de GEI en acuicultura se calculan siguiendo metodologías establecidas, como el Protocolo de GEI y la norma ISO 14064-1. Ambos garantizan la coherencia, precisión y comparabilidad de los datos a lo largo de todo el proceso de cálculo. Las calculadoras de huella de carbono, tanto online (ej., ONU, calculadora 2030) como basadas en software (ej., Carbon Trust, Enablon), son herramientas valiosas que ayudan a evaluar tanto el impacto ambiental individual, como a nivel de las organizaciones. Además de los ejemplos mencionados, también se recomienda contratar a personal experto con conocimientos y experiencia en la gestión del carbono.

Es importante estimar la huella de carbono en acuicultura debido a su impacto negativo en el medio ambiente, la salud humana y los ecosistemas. Generalmente, las calculadoras de huella de carbono tienen en cuenta diversos parámetros, como por ejemplo el uso de energía, viajes habituales, preferencias dietéticas y características del producto. Así, es crucial reducir las emisiones aplicando medidas como optimizar alimentos y ahorrar energía para mitigar posibles consecuencias dañinas. También son fundamentales una mejor gestión de los residuos y las prácticas acuícolas sostenibles. Además, es necesario minimizar la contaminación del agua, prevenir la introducción de especies exóticas y utilizar pienso de origen sostenible para reducir los impactos ambientales (FAO, 2019).

La producción de alimentos, uso de agua y energía, gestión de residuos, procesos de producción, transporte y uso de antibióticos y pesticidas son algunos de los parámetros a considerar para la huella de carbono en acuicultura. Al optimizarlos, se puede reducir la huella de carbono del sector. Las principales fuentes de emisiones de GEI en acuicultura incluyen el consumo de combustibles fósiles para operaciones de las granjas, las emisiones relacionadas con el transporte y las procedentes de la transformación de los peces salvajes en harinas y aceites de pescado, usadas para alimentar a los peces de acuicultura. Abordar la eficiencia energética, fuentes de energía alternativas y métodos de transporte sostenibles pueden ayudar a minimizar estas emisiones.


“¿Sabemos realmente cuál es la huella de carbono de la acuicultura?”


Midiendo la huella de carbono en acuicultura

La organización mundial WWF señala las dificultades que tiene la acuicultura para reducir su huella de carbono. Por ejemplo, los costes adicionales al implementar prácticas sostenibles, la dificultad para medir las emisiones con precisión, la falta de marcos regulatorios, la escasez de tecnologías sostenibles y la baja demanda de productos del mar producidos de forma sostenible. A día de hoy, carecemos de un método preciso y aceptado mundialmente para calcular la huella de carbono en acuicultura, a pesar de las numerosas investigaciones científicas realizadas hasta la fecha.

El Consejo Asesor de Acuicultura de la Unión Europea (Aquaculture Advisory Council o AAC) recomienda a la Comisión Europea realizar un análisis del ciclo de vida en todas las operaciones acuícolas dentro de la Unión. Esto implica llevar a cabo evaluaciones de impacto ambiental de los productos a lo largo de todo su ciclo. Con el objetivo de simplificar el proceso, se han desarrollado herramientas como AquaCal, que facilitan la incorporación de datos relevantes procedentes de varias fuentes.

La producción ganadera impacta significativamente en las emisiones globales de GEI porque representa el 14,5% del total. Se estima que la acuicultura tiene una huella de carbono más pequeña, representando alrededor del 0,7% de las emisiones globales (MacLeod et al. (2020)). Sin embargo, esto puede variar según las técnicas de producción, las fuentes de alimentación y el uso que se hace de la energía. Como ejemplo, el Banco Mundial estima que el ganado bovino y la pesca consumen 1.000 M de toneladas de pienso, lo que indirectamente agrega 16 M de toneladas de carbono al sector acuícola. De esta manera, la creciente demanda de proteína animal de origen acuático aumentaría las emisiones en acuicultura.

Según MacLeod et al. (2020), la acuicultura contribuyó alrededor del 0,49% de las emisiones antropogénicas globales de GEI en 2017, incluidas las de los peces destinados a consumo humano. La Directiva de Emisiones Industriales no aplica al sector, de hacerlo podría ayudar notablemente a gestionar su huella de carbono. En general, se deben considerar cuidadosamente las características particulares de la industria acuícola antes de tratar de monitorizar su huella y emplear dicha estimación de forma frecuente (CIWF, 2023).

Ejemplos de prácticas acuícolas sostenibles

Habitualmente, los certificados usados para el pescado de acuicultura, como Aquaculture Stewardship Council (ASC) o Global Seafood Alliance (GSA), están enfocados en evaluaciones ambientales, sociales y de seguridad alimentaria, en lugar de incluir información sobre la huella de carbono per se. Sin embargo, estos estándares pueden cambiar, por lo que se recomienda consultar con la empresa certificadora con el fin de obtener los datos más actualizados. 

Prácticas acuícolas sostenibles, como el uso de fuentes de energía renovables, la mejora de la eficiencia en alimentación y transporte, y la adopción de métodos de producción sostenibles contribuyen a minimizar el impacto ambiental de la acuicultura. Algunos ejemplos incluyen los sistemas multitróficos integrados (Integrated Multi-trophic Aquaculture o IMTA) y el abastecimiento de piensos de origen sostenible.

En resumen, desde OBA consideramos esencial evaluar y comprender la huella de carbono de la acuicultura de manera efectiva para identificar oportunidades de mejora, establecer estándares y orientar la adopción de métodos sostenibles. El sector acuícola puede contribuir a un futuro más sostenible y respetuoso con el medio ambiente, gracias a la aplicación de medidas para reducir el impacto medioambiental y el fomento de prácticas ecológicas.